Señora,
Excelentísima Diputada europea
El Colectivo de Familias Unidas (Francia) le dirige sus mejores deseos para el nuevo año 2019
Somos un grupo de padres y madres franceses, respetuosos de los valores y los principios democráticos que han permitido a Europa construirse en paz durante las últimas décadas. Padres concernidos directamente por la radicalización religiosa violenta que ha llevado a uno o varios miembros de nuestras familias a desplazarse a un escenario de combate (Siria o Iraq). Luchamos con todas nuestras fuerzas contra este terrible fenómeno que arrasa y destruye a nuestras familias, y que tan duramente ha debilitado a las sociedades europeas.
Le rogamos que tome conciencia de la situación, jurídica y humana, que condena a los niños europeos al exilio en campos y en cárceles sirias e Iraquíes, y que impide a sus padres ser juzgados por sus delitos en los tribunales de sus países.
Le agradecemos el interés que dedica a esta situación, que concierne a todos los países europeos, y a esos principios inalienables que nos permiten vivir en paz desde hace varias décadas en Europa.
Reciba un cordial saludo, excelente diputada europea
Colectivo de Familias Unidas ,
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Mensaje del Colectivo de Familias unidas (Francia)
a los diputados europeos
Cientos de niños europeos detenidos en Siria e Iraq suponen una violación de las convenciones de Derechos Humanos y sobre los derechos del niño.
Cientos de niños están hoy en peligro de muerte en zonas de guerra en Siria.
Decenas de europeos prisioneros en Siria sin perspectiva
de ser procesado y al margen de todo marco legal.
EUROPA DEBE ASUMIR SUS RESPONSABILIDADES Y REPATRIAR A SUS CIUDADANOS
Cientos de ciudadanos europeos -prácticamente todos los países europeos se ven concernidos por esta cuestión- se pudren desde hace meses en campos de Siria, y algunos de ellos desde hace más de un año y medio. Estos niños, que ciertos “expertos” han ayudado a diabolizar de cara a la opinión pública, no superan los cinco años de edad. Algunos países (Francia y Bélgica) han adoptado posiciones que implican una repatriación sin sus madres.
A día de hoy, y a pesar de los anuncios insistentes desde hace un año por parte de algunos países, ninguno de estos niños ha sido repatriado de los campos de Siria.
La solución que se propone en Francia y Bélgica, que necesita del acuerdo de las madres, implica un filtro insoportable de cada caso, puesto que algunos de estos niños lograrán regresar mientras que otros, no. Todos los niños son inocentes: no pidieron encontrarse en esa posición, no son culpables de nada, sino víctimas de una guerra y de las condiciones materiales de una extrema precariedad, con un acceso a los ciudadanos extremadamente complicada o inexistente. No tienen apoyo psicológico alguno, y tampoco psiquiátrico. Deben hacer frente a condiciones climáticas cada vez más complejas, con un frío cada vez más intenso y algunos de estos niños se arriesgan a no sobrevivir al invierno.
Estos niños son franceses, belgas, holandeses, alemanes, ingleses, portugueses, españoles, italianos, daneses, suecos… ¿Con qué derecho sus propios países les impiden el regreso? ¿Qué han hecho para hallarse en esta situación de ostracismo? Se podrían haber encontrado soluciones hace meses, y no se ha hecho nada a este respecto.
Son niños que pagan hoy un caro tributo, que sufren, y a los que sus propios países han dejado en un estado de abandono total, como si pagasen por los errores cometidos por sus padres. Estos niños europeos se ven privados de sus derechos, previstos por la Convención internacional de los derechos del niño, firmado por todos los países europeos. El interés de TODOS estos niños es el de ser repatriados a sus países, reinsertados o insertados en las sociedades europeas, disponer de derechos de los que sí disfrutan todos los niños en nuestros países: libertad, seguridad, derecho a la educación, a la sanidad y al ocio.
Pedimos a los gobiernos de los países europeos, que han abandonado a estos niños a su propia suerte durante largos meses, que organicen lo más rápido posible su regreso, antes de que alguno de estos niños pierda la vida en los campos, por accidente, enfermedad. Víctimas de un recrudecimiento de la guerra.
Las madres deseos niños, detenidas con ellos en los campos, no tienen ninguna perspectiva de ser juzgadas allí. Las autoridades kurdas han anunciado que lo las juzgarán, no más de lo que están juzgando a las esposas sirias de combatientes del Daesh. ¿Nuestros Estados de derecho europeos van a elegir entre renunciar a todas sus reglas y condenar así a estas mujeres a un exilio perpetuo, relegándolas a una zona exenta de derechos y haciendo de ellas, de facto, apátridas -todo ello, contradiciendo a nuestro derecho? ¿O por el contrario van a decidir asumir sus responsabilidades extraditando a esas mujeres europeas para que puedan ser juzgadas en un juicio equitativo? Esta solución, conforme al espíritu mismo de nuestra justicia y conforme también a al Convención internacional de los derechos de los niños, permitiría la repatriación inmediata de todos los niños europeos.
Los países europeos han adoptado hacia sus ciudadanos que hoy son prisioneros una actitud prácticamente idéntica: esas personas, deben ser juzgadas allí, y toda repatriación o extradición hacia sus países de origen parece estar excluido de las posibilidades por el momento, incluso se han emitido mandatos de arresto internacional contra ciertas personas que de hecho, ya están detenidas.
En Siria, la mayoría de los europeos prisioneros son detenidos por las fuerzas kurdas, es decir, una entidad no gubernamental, no reconocida a nivel internacional. En la actualidad, los hombres están detenidos en unas cárceles y las mujeres y los niños en campos (en Roj, Aïn-Issa, Al-Hol). Las autoridades kurdas han expresado claramente que no van a juzgar a estos ciudadanos extranjeros y han pedido a cada uno de los países concernidos que les recuperen. A pesar de ello, los gobiernos europeos se han mantenido en sus posiciones, incluso si la perspectiva de un juicio allí para estos ciudadanos se convertía, con el paso de los días, en una opción cada vez más improbable.
Existen casos de ciudadanos europeos que ya han sido juzgados en Iraq, país en el que existe la pena de muerte. Las organizaciones humanitarias y de derechos humanos han insistido en que Iraq aplica una justicia demasiado alejada de todos los cánones de la justicia europea: ninguna instrucción digna de tal nombre, procedimientos expeditivos, defensa de acusados casi inexistente, juicios con una duración de una hora, y en ocasiones, menos. Estos obstáculos flagrantes a la aplicación del derecho y a la equidad no han hecho cambiar las posiciones de los responsables europeos.
En cambio, estas autoridades sí tienen la posibilidad de pedir a la justicia iraquí que sus ciudadanos europeos cumplan su condena en sus países respectivos. Con todo, decenas de niños europeos siguen hoy prisioneros en Iraq y es urgente que sean repatriados.
En Siria, la guerra contra Daesh ya está llegando a sus últimas fases. Sin embargo, los bombardeos de la coalición sobre las últimas zonas controladas por Daesh han provocado numerosas víctimas civiles. Familias enteras, numerosos niños, y entre ellos, niños europeos, han muerto o están heridos. Los bloqueos que impone hallarse en zona de combate agrava la situación de los últimos supervivientes hambrientos, cuando no han sido secuestrados por Daesh para hacer de ellos escudos humanos.
Ninguna guerra justifica que se mate a niños: debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para permitir a los civiles, a las familias y a los niños que se desplacen y puedan así abandonar las zonas de guerra.
La evolución de la situación con el abandono de las tropas americanas, las tensiones y las perspectivas de conflicto entre los kurdos y Turquía, el acercamiento entre los kurdos y el régimen de Bachar Al-Assad convierte esta perspectiva de juicio de los ciudadanos europeos (que era ya improbable) completamente inabordable. En cambio, el riesgo de que estos prisioneros europeos y sus hijos terminen en manos del régimen sirio o iraquí se abre como una de las posibilidades. Las organizaciones humanitarias y de derechos humanos denuncian desde hace años el sistema carcelario sirio, donde miles de hombres, mujeres y niños han sido torturados, violados y ejecutados:
Es esta suerte la que los gobiernos europeos, campeones de los derechos humanos y de una justicia imparcial y equitativa, reserva para sus ciudadanos y para niños inocentes?
Ante la inquietante evolución de la situación en Siria y la incertidumbre de ella naciente, nos parece imperativo hacer ejecutar los mandatos de arresto internacional editados por las diferentes jurisdicciones europeas y hacer por lo tanto que estos ciudadanos europeos regresen para que sean juzgados por lo que han hecho. Sabemos que no habrá juicio alguno allí donde hoy se encuentran, y su eventual llegada a manos del régimen sirio (además del hecho de que esto sería, per sé, una infamia y un crimen, sobre todo en lo que concierne a los niños), puede conllevar un riesgo de seguridad evidente para Europa, tanto a medio como a largo plazo. Las autoridades kurdas declararon además que no podrían asegurar condiciones de detención seguras para estos prisioneros europeos, y que las evasiones o dispersiones de estos eran más que posibles: su extradición es por lo tanto una cuestión de derecho, pero también de seguridad europea.
Obstinándose en el rechazo de asumir sus responsabilidades, nuestros gobiernos validan el hecho de que una parte de la ciudadanía europea no merece que les sea aplicado el principio del estado de derecho de un juicio equitativo. Sin embargo, estos principios se aplican por igual a todos, sea cual sea el crimen cometido: renunciar a este derecho es también cuestionar las bases de nuestros sistemas jurídicos y de nuestros principios democráticos, y por lo tanto un regreso a los tiempos más sombríos de una parte de nuestra historia no muy lejana.
París, el 17 de enero de 2019